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Hobbie 20 de Enero de 2011

El Cabo de La vela y su magia natural

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La Guajira es una tierra llena de magia y contrastes sin igual. Sus paisajes te muestran el verde de algunas zonas que luego cambia al amarillo y marrón de un desierto que se sumerge en las aguas azules del mar indomable. Ahí, en una de esas orillas se encuentra el Cabo de La Vela.

Llegar a este paraíso no es muy complicado y de lo que se requiere básicamente es de tiempo y paciencia.

Si se viaja por carretera, ya sea en bus interdepartamental o carro particular hay que tomar la vía que va de Barranquilla hacia Santa Marta para luego conectarse con la capital del departamento de La Guajira, Riohacha. Esa es la primera parada y aquí es recomendable descansar un poco y comer algo para continuar el camino que son aproximadamente tres horas más, antes de llegar al Cabo de La Vela.

En Riohacha es común encontrar transportes colectivos que viajan hasta el municipio de Uribia por precios módicos. Una vez en Uribia, capital indígena de Colombia, se toma otro vehículo que lo llevará hasta el Cabo de La Vela por 20 o 25 mil pesos. Si se traslada en carro propio asegúrese de que este bien equipado de llantas, ya que el camino de Uribia hasta el Cabo es una vía destapada que va paralela al tren del Cerrejón.

Ya en el Cabo de La Vela la vista se obnubila ante tanta majestuosidad. Su playa es limpia, clara y solitaria. El sitio perfecto para alejarse del bullicio citadino y la contaminación en cualquiera de sus expresiones.

Para los que practican windsurf, buceo o cualquier otra actividad náutica, este lugar ofrece distintas playas y acantilados. La más extensa es donde se encuentran ubicadas las posadas turísticas, hechas algunas en barro y otras con yotojoro, que es el corazón del cactus usado mayoritariamente en la construcción de todas las rancherías wayuu. Otra opción es dormir en una enramada o kiosco, donde se cuelgan hamacas y chinchorros. Ahora, si usted es de esas personas que le gusta acampar, sin ningún problema de seguridad puede armar su carpa y apartarse totalmente.

Entre otros lugares para visitar y muy cerca del Cabo de La Vela se encuentra el Pilón de Azúcar con su playa color verde. Así mismo y a unos 15 minutos en carro está Ojo de Agua, llamado así por un pequeño nacimiento del preciado líquido que hay en el lugar. Caso aparte es El Faro, ubicado en la cima de un cerro y desde donde se observan atardeceres inolvidables.

En el plano gastronómico sobresale la comida de mar, siempre fresca, bien preparada y a precios realmente cómodos. Por supuesto que el tradicional chivo asado, guisado o frito, también hace parte de la carta en cualquier restaurante.

Creencias: el pueblo indígena wayuu que habita mayoritariamente en esta zona, considera el Cabo de La Vela un lugar sagrado al que le llaman jepirra en idioma wayuunaiki. En sus conocimientos ancestrales y mitológicos, jepirra es el espacio donde los espíritus de sus difuntos llegan para pasar a la otra vida.

«La típica enramada wayuu es otra de las opciones para el alojamiento de los turistas»

Todas las posadas se encuentran muy cerca de la playa. Son construcciones sencillas y con las comodidades básicas, la mayoría presta servicio en hamacas y algunas lo hacen en camas.

En temporada alta es mejor reservar con anticipación y asesorarse con las agencias de viajes o los operadores de la zona para recibir toda la orientación. También se recomienda vacunarse contra la fiebre amarilla y el tétano antes de viajar .

Por Alejandro Rosales Mantilla

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